Pensamientos Intrusivos: Qué son y cómo tratarlos
Los pensamientos intrusivos son ideas no deseadas y recurrentes que pueden provocar ansiedad y un gran malestar. Pueden aparecer de forma espontánea en la mente y no siempre reflejan los deseos o intenciones de la persona. Estos pensamientos pueden asociarse con varios trastornos mentales, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la ansiedad o el trastorno de estrés postraumático (TEPT)

¿Qué son los pensamientos intrusivos?
Los pensamientos intrusivos son ideas, imágenes o impulsos no deseados que surgen de manera repentina en la mente y que suelen ser perturbadores y angustiantes, de forma que pueden generar una gran incomodidad o ansiedad en la persona que los experimenta. Pueden aparecer de manera súbita, sin previo aviso, y suelen ser contrarios a los verdaderos deseos de la persona que los tiene, es decir, no significa que la persona actúe en consecuencia a este pensamiento.
La naturaleza de estos pensamientos puede variar ampliamente, desde preocupaciones cotidianas hasta ideas perturbadoras que parecen no tener sentido lógico. A pesar de ello, su presencia constante puede llevar a un sufrimiento considerable y afectar negativamente diversos aspectos de la vida diaria.
Algunos ejemplos de pensamientos de este tipo serían: “¿Qué pasaría si empujo a alguien frente a un coche que pasa?”, o “¿Cerré la puerta correctamente? ¿Y si alguien entra a robar?” o “¿Apagué la estufa? ¿Y si la casa se incendia?”
Tienen una serie de características comunes, como son:
- Son involuntarios y difíciles de controlar.
- Tienden a repetirse de manera frecuente.
- Generan sensaciones de malestar, vergüenza o culpa.
Es común que las personas que experimentan pensamientos intrusivos intenten suprimirlos o ignorarlos, aunque esto no siempre resulta efectivo y puede, en algunos casos, intensificar el malestar asociado.
Causas de los pensamientos intrusivos
Los pensamientos intrusivos pueden ser provocados por una variedad de factores. Estos son algunos de ellos:
Estrés y ansiedad
El estrés y la ansiedad son factores significativos que pueden desencadenar pensamientos intrusivos. Cuando una persona experimenta niveles elevados de estrés, su mente puede generar ideas no deseadas como una respuesta a esa tensión. La ansiedad, por su parte, contribuye al mantenimiento de estos pensamientos, haciéndolos más frecuentes y difíciles de gestionar.
Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una patología en la cual los pensamientos intrusivos se vuelven obsesivos. Los individuos con TOC experimentan estos pensamientos de manera recurrente y perturbadora, llevándolos a realizar compulsiones o rituales para intentar neutralizarlos. Esta relación entre obsesiones y compulsiones puede generar un ciclo vicioso difícil de romper sin tratamiento especializado.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) también puede estar relacionado con la aparición de pensamientos intrusivos. Las personas que han vivido situaciones traumáticas pueden experimentar imágenes, recuerdos o pensamientos no deseados relacionados con el evento traumático. Estos pensamientos pueden causar un gran malestar y afectar significativamente la vida diaria.
Trastornos físicos y médicos
Además de los factores psicológicos, existen trastornos físicos y médicos que pueden contribuir a la aparición de pensamientos intrusivos. Estos pueden incluir enfermedades neurológicas o infecciones que afecten el sistema nervioso.
PANDAS
PANDAS, es un acrónimo que procede del inglés y significa “Trastornos Neuropsiquiátricos Autoinmunes Pediátricos Asociados a Infecciones Estreptocócicas”, es un ejemplo de un trastorno físico que puede ocasionar pensamientos intrusivos. Se trata de una patología en la que una infección estreptocócica provoca una respuesta autoinmune anormal, que a su vez afecta el cerebro y desencadena síntomas neuropsiquiátricos, entre ellos, pensamientos intrusivos.
Ejemplos de pensamientos intrusivos
Los pensamientos intrusivos pueden tomar muchas formas y varían de persona a persona. Estos son algunos ejemplos:
Pensamientos de daño hacia uno mismo o hacia otros
Consisten en imágenes o ideas de violencia o daño, tanto dirigidas hacia uno mismo como hacia otras personas. Pueden ser especialmente angustiantes y provocan miedo a los propios impulsos.
- Imaginarse golpeando a alguien sin razón
- Pensamientos de autolesiones
- Ideas de causar accidentes, como empujar a alguien cuando pasa el metro, tren, un coche, etc

Pensamientos sexuales
Estos pensamientos incluyen imágenes o ideas sexuales que la persona considera inadecuadas o perturbadoras, generando un gran malestar. Ejemplos de este tipo de pensamientos serían los relacionados con atracción sexual hacia familiares o amigos, jefes, o dudas sobre la orientación sexual.
Imágenes mentales perturbadoras
Las imágenes mentales perturbadoras son visualizaciones gráficas y aterradoras que surgen de manera inesperada. Estos pensamientos pueden incluir:
- Visualización de catástrofes naturales
- Imágenes de accidentes graves
- Escenas de violencia explícita
- Rostros deformados o escenas surrealistas y terroríficas
Estas imágenes pueden ser recurrentes y provocar niveles altos de angustia.
Pensamientos Intrusivos y Ansiedad
La ansiedad puede ser tanto una causa como una consecuencia de los pensamientos intrusivos. Las personas con trastornos de ansiedad tienden a experimentar estos pensamientos con mayor frecuencia e intensidad.
Los pensamientos intrusivos pueden actuar como desencadenantes en personas con trastornos de ansiedad, llevando a un ciclo de preocupación y miedo constante. Por otra parte, el miedo a experimentar pensamientos intrusivos puede generar más ansiedad, creando una espiral de malestar difícil de romper sin intervención adecuada.
Cómo la ansiedad agrava los pensamientos intrusivos
La ansiedad aumenta la sensibilidad del cerebro a los estímulos internos y externos, amplificando la percepción de los pensamientos intrusivos. El estado de alerta constante que produce la ansiedad provoca que la mente esté hipervigilante ante los pensamientos, interpretándolos como amenazas. Esta situación genera un estrés que acompaña a la ansiedad y disminuye la capacidad de la persona para gestionar sus pensamientos de manera efectiva, haciéndolos parecer más invasivos y difíciles de controlar.
Pensamientos intrusivos en el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC)
Los pensamientos intrusivos son una característica central del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), causando considerable malestar y llevando a comportamientos repetitivos.

Definición del TOC
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad caracterizado por la presencia de obsesiones y compulsiones. Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que son intrusivos y no deseados, y que causan una gran ansiedad. Por otro lado, las compulsiones son comportamientos repetitivos o actos mentales que una persona siente que debe realizar para reducir la ansiedad provocada por las obsesiones, o para prevenir algún evento temido.
Obsesiones en el TOC
Las obsesiones en el TOC pueden variar ampliamente, pero comúnmente incluyen temas como el miedo a la contaminación, el miedo a causar daño a uno mismo o a otros, y pensamientos no deseados de naturaleza sexual o religiosa.
- Obsesiones de contaminación: Miedo excesivo de entrar en contacto con gérmenes, suciedad o sustancias tóxicas.
- Obsesiones de daño: Preocupación constante sobre causar daño a otro o a uno mismo, sin intención de hacerlo.
- Obsesiones sexuales: Pensamientos no deseados y perturbadores de naturaleza sexual, frecuentemente considerados inapropiados.
- Obsesiones religiosas: Ideas blasfemas o irrespetuosas hacia figuras sagradas, causando intenso malestar.
Compulsiones resultantes de los pensamientos intrusivos
Las compulsiones son actos repetitivos que los individuos sienten impulsados a realizar en respuesta a una obsesión. Estos actos están destinados a prevenir o reducir la ansiedad o impedir algún evento o situación temida, aunque no están conectados de manera realista con lo que están destinados a neutralizar o prevenir, o claramente son excesivos.
- Lavado y limpieza: Realizar rutinas de limpieza excesivas para evitar una percepción de contaminación.
- Chequeo: Verificar repetidamente si se ha realizado una acción específica, como cerrar la puerta con llave o apagar los electrodomésticos.
- Contar: Realizar actos repetitivos que implican contar en silencio o en voz alta para reducir la ansiedad.
- Orden y simetría: Necesidad de ordenar objetos de una manera específica, asegurando que todo esté “perfecto”.
Diferencias entre pensamientos intrusivos normales y patológicos
Es fundamental distinguir entre pensamientos intrusivos que forman parte de la experiencia humana común y aquellos que son patológicos y requieren atención profesional.
Frecuencia y persistencia
Los pensamientos intrusivos normales suelen ser esporádicos y breves. Aparecen de forma ocasional y, aunque puedan ser molestos, no persisten de manera constante.
En contraste, los pensamientos intrusivos patológicos son más frecuentes y persistentes. Estos pensamientos pueden aparecer repetidamente a lo largo del día y resultar difíciles de ignorar o controlar.
Grado de malestar y angustia
Un pensamiento intrusivo normal, aunque incómodo, no causa un grado significativo de angustia. Las personas pueden reconocerlo como una idea pasajera y rápidamente recuperar su estado emocional usual.
En el caso de los pensamientos intrusivos patológicos, el malestar y la angustia son mucho mayores. Estos pensamientos pueden generar una ansiedad intensa y persistente, afectando gravemente el bienestar emocional. La persona puede sentirse atrapada y angustiada por la recurrencia y contenido de estos pensamientos.
Impacto en la vida diaria
Los pensamientos intrusivos normales tienen un impacto mínimo en la vida diaria. No interfieren significativamente en las actividades diarias o en la calidad de vida.
Por otro lado, los pensamientos intrusivos patológicos suelen tener un impacto notablemente negativo en la vida cotidiana. Pueden interferir con el trabajo, las relaciones sociales y el funcionamiento general de la persona, dificultando su capacidad para efectuar actividades cotidianas y disfrutar de la vida. Este impacto es un indicador significativo de que los pensamientos intrusivos han pasado de ser normales a patológicos.
Técnicas y tratamientos para manejar pensamientos intrusivos
La gestión de los pensamientos intrusivos puede lograrse mediante diversas técnicas y tratamientos. Es esencial encontrar el enfoque adecuado para cada persona.
Terapia cognitivo-conductual (TCC)
Técnicas cognitivas
Las técnicas cognitivas se centran en identificar y modificar los patrones de pensamiento negativos. Estas incluyen:
- Reestructuración cognitiva: Cambiar las interpretaciones negativas por otras más realistas.
- Identificación de distorsiones cognitivas: Reconocer y desafiar pensamientos irracionales.
- Técnicas de auto-instrucción: Utilizar frases positivas y realistas para contrarrestar los pensamientos intrusivos.
Técnicas conductuales
Las técnicas conductuales se enfocan en modificar el comportamiento como respuesta a los pensamientos intrusivos. Algunas de las técnicas más comunes son:
- Exposición gradual: Enfrentar de forma progresiva las situaciones que generan pensamientos intrusivos.
- Prevención de respuesta: Evitar las conductas compulsivas que suelen seguir a los pensamientos intrusivos.
- Técnicas de relajación: Utilizar ejercicios de respiración y relajación muscular para reducir la ansiedad.
Terapia de exposición
Terapia de exposición y prevención de respuesta
La terapia de exposición y prevención de respuesta es un componente clave de la Terapia Cognitivo Conductual, especialmente utilizada para tratar el TOC. Consiste en tres pasos principales:
- Exposición: Enfrentar voluntariamente los pensamientos o situaciones que provocan ansiedad.
- Prevención de respuesta: Evitar realizar las conductas compulsivas o rituales que se utilizan para reducir la ansiedad.
- Proceso de habituación: Repetir la exposición hasta que la ansiedad causada por los pensamientos intrusivos disminuya.
Terapia de aceptación y compromiso (ACT)
La ACT es una forma de psicoterapia que ayuda a aceptar los pensamientos intrusivos sin juzgarlos. Se enfoca en:
- Aceptación: Permitir que los pensamientos intrusivos existan sin intentar cambiarlos.
- Desvinculación cognitiva: Separar los pensamientos de la realidad y verlos simplemente como eventos mentales.
- Compromiso con valores: Enfocarse en acciones que alinean con los valores personales, independientemente de los pensamientos intrusivos.
Medicación
Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)
La medicación puede ser necesaria para algunas personas. Los ISRS son una categoría de antidepresivos frecuentemente utilizados para tratar los pensamientos intrusivos. El mecanismo de acción se basa en incrementar los niveles de serotonina en el cerebro, lo que puede ayudar a reducir la frecuencia y la intensidad de los pensamientos intrusivos. Algunos de los ISRS más comunes son:
- Fluoxetina
- Sertralina
- Paroxetina
- Citalopram
Es fundamental seguir las indicaciones de los especialistas médicos y evaluar los posibles efectos secundarios con un profesional de la salud.

Farmacéutico especialista en Análisis Químico de Medicamentos – Universidad Complutense de Madrid.
Máster Industria Farmacéutica – CESIF, Madrid.
Óptico Optometrista- Universidad de Barcelona.